Había empezado como cualquier otro día en Butterfield. La fuente del parque, que una vez fue el orgullo y la alegría de la ciudad y el escenario de las jubilosas celebraciones de la ciudad, cobró vida con el habitual chorro de agua verde y turbia.
Su vecino marchito, el ornamentado pabellón de la ciudad, se ahogaba silenciosamente con el óxido. Las altas y delgadas malezas que habían encontrado un hogar permanente en los canales agrietados de la acera se mantenían firmes en su lugar.
La gente del pueblo se arrastraba a sus destinos, como siempre, arrastrando sus corazones rotos detrás de ellos. Y pedaleé mi bicicleta hasta el mercado de la esquina para empezar mi día de trabajo.
Salieron de la nada. Dos extraños, uno alto con cabello oscuro y una sonrisa que podía derretir un corazón congelado, y otro con cuatro patas blancas y una cola que nunca dejaba de girar. Sólo un tipo y su perro.
Había empezado como cualquier otro día en Butterfield...
Grax a PB
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡BIENVENIDOS DE NUEVO AL CLUB DEL ATAÚD!
*NO ENVIAMOS LIBROS POR CORREO
*NO DAMOS FECHAS DE PUBLICACIÓN
*POR FAVOR RECUERDA DEJAR MENSAJES RESPETUOSOS EN EL BLOG
*VE A LA PESTAÑA SUPERIOR QUE DICE ATAÚD CON REGALOS PARA ACCEDER A LOS ARCHIVOS