1.- Hate Mail
En la familia Wakemont, es tradición arreglar un matrimonio antes de que la tinta se seque en tu acta de nacimiento. Tenía cinco horas de vida cuando mi padre me prometió al hijo de un hombre con “más dinero que Dios”.
A medida que crecíamos, a mi futuro novio y a mí nos animaron a intercambiar “cartas de amor” para conocernos mejor, aunque la correspondencia que él enviaba parecía más bien cartas de odio.
Slade Delacorte odiaba el arreglo. Pero más que eso, me odiaba a mí. Era temperamental, intenso, arrogante y oscuramente hermoso. Un villano, no un príncipe. El último hombre en la Tierra con el que me casaría (si tuviera la elección).
En mi vigésimo cuarto cumpleaños, intercambiamos votos frente a seiscientos invitados que no tenían idea de que no éramos la pareja feliz que pretendíamos ser.
Pero al comenzar nuestra nueva vida juntos, pronto descubrí que solo había una cosa peor que casarme con el hombre que había odiado toda mi vida: enamorarme de él.
2.- Yours Cruelly
El mensaje decía: “¿Te acuerdas de mí?” Pero el remitente era alguien a quien preferiría olvidar.
Alec Mansfield atormentaba mis recuerdos como un espectro cruel. En la secundaria, él fue mi verdugo y la pesadilla de mi existencia. Cuando no desafiaba a la autoridad junto a mis rebeldes hermanos mayores, saboteaba mis citas y me enviaba mensajes "anónimos" firmados como 'Cruelmente tuyo'.
Alec era despiadado, un demonio de ojos esmeralda gastando el dinero de su papá y sembrando el caos en nuestro pueblo como si fuera suyo, odiando que yo no me deshiciera en halagos por él como hacían todas las demás chicas.
Han pasado diez años desde que se fue de Sapphire Shores. Pero ahora ha regresado, trabaja como médico de urgencias en el hospital local, y en un giro extraño del destino, coincidimos en una aplicación de citas.
Acepto encontrarme con él, pero solo porque quiero enfrentarlo por hacer de mi vida un infierno todos esos años atrás. Sin embargo, después de unas cuantas cervezas, un shot de tequila y un Uber compartido, me encuentro a punto de tener un encuentro de odio abrasador con mí implacable enemigo.
A la mañana siguiente, salgo de su departamento y cierro de golpe el libro de ese capítulo de mi vida para siempre. Solo unas semanas después, descubro que nuestra historia tiene un epílogo: uno que comienza con dos líneas rosadas en una prueba de embarazo.
Resulta que hay algo más que altera mi vida que conectar con Alec Mansfield, y es tener a su bebé.
Grax a EL
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